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El más famoso de los incendios que devastó Roma fue el del año 64 d.C. en tiempos de Nerón. La leyenda sitúa al emperador en la Torre Mecenas contemplando el incendio y tocando (es por decir algo) su lira.
Los incendios eran frecuentes en Roma. Una ciudad densamente poblada, con mucho material inflamable (paja, madera, telas, etc), callejuelas estrechas pobladas de tenderetes... y para hacerle frente unos cuantos esclavos situados en puntos estratégicos de la ciudad con cubos de agua. Las consecuencias eran terribles. Así que, tras el incendio del año 6 d.C., el emperador Augusto decidió sustituir este sistema, totalmente ineficaz, creando un cuerpo de vigiles (vigilantes) que hoy podríamos llamar el primer cuerpo de bomberos profesionales de la Historia.
El cuerpo de vigiles estaba formado por:
- los aquarii (aguadores), transportaban el agua en cadenas humanas.
- los siffonarii, arrojaban el agua al fuego con bombas de mano (siphos)
- los uncinarii, con unas lanzas provistas de ganchos se sujetaban a los techos y paredes en llamas.
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